Una aventura por Talca...

    Ocurrió en 1988, recuerdo que era febrero, era sólo un niño de 8 años.  Con mi papá nos dirigimos a la sede de calle Almarza, había un gran alboroto y mucha gente, ibamos sin pasaje a esperar... y esperamos, por suerte alcanzamos 2 asientos en la última micro que partió.  Recuerdo que era muy chica, una "buses 25".  Al parecer iba sin permiso porque se demoró mas que no se que en salir de Rancagua... en fin, llegamos atrasados a Talca, cuando comenzó el 2do tiempo.  El estadio Fiscal era como un parque y luego un hoyo, había que bajar para sentarse, estaba repleto.... en esa ocasión O'Higgins ganó 2 a 0 a Regional Atacama.  El próximo partido fue con Lota para definir quien subía a primera, si O'Higgins empataba, estaba listo.  En esa ocasión, mi papá fue mas precavido y anticipó la compra de pasajes, esta vez era un Manzanal, iba conducido por Waldo Quiroz. Ibamos al último atrás, gritando los OHI OHI, y cantando "dale, dale minero.....que el O'Higgins va a ganar", era muy divertido, de ha poco se armaba el ambienta triunfal.  La carretera era una fiesta, miles de autos, camionetas, furgones, buses, micros, y hasta camiones, alzaban por las ventanas las banderas celestes, era impresionante.  Llegamos a Talca, esta vez a la hora, entramos al estadio, y a sufrir.  Yo tenía una bandera con un celestín, y un caballero de atrás siempre me retaba porque le tapaba la vista... Los 10 mil hichas celestes (incluido yo) que acompañaron a O'Higgins se encontraban desesperados con el gol de Lota..., el silencio era abrumador, las ilusiones y las esperanzas se iban al suelo, el viaje hubiera sido en vano, pero la historia cambió, recuerdo una gran bolea del "guagua" Marchioni y batió al meta de Lota, el júbilo era total, hasta el extremo que mi papá lanzó al aire un melón con vino, el destino de ese melón fue desconocido, fue un día glorioso de mi niñez.  Volvimos a Rancagua, y me acuerdo de los bocinazos en la carretera, las banderas al aire, era una caravana total, la ruta 5 sur estaba feliz, al extremo de que si hubieramos mirádo desde la luna a la tierra, el extremo Rancagua-Talca se vería celeste como el cielo.  En la micro naranja en que iba, había un carnaval de gente, y de olor a vino tambien, de cánticos: "dale, dale minero......que el O'Higgins ya ganó.....", y muchos, pero muchos OHI OHI.  Al entrar a Rancagua, en el sector Rancagua Sur, la gente salió a aplaudir a los buses, había muchas personas a la orilla de la Panamericana.  Nos bajamos y fuimos a nuestra casa felices...  Quizá ese fue un día en que más se afianzó mi amor por la camiseta celeste de Rancagua.
 

Vivencia de Nicolás Arancibia